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Leona de Judá



“Ahora que han ganado esta batalla, que vuelvan al lugar del que vinieron, para que las colinas de Siria vuelvan a quedar a merced de las armas sirias; para que los legionarios jordanos, que disparan y bombardean a su antojo, puedan volver a alzarse en las torres de la Vieja Ciudad de Jerusalén; para que la Franja de Gaza vuelva a ser un lugar desde el cual se manden infiltrados a asesinar y tender emboscadas (…) ¿Hay alguien que tenga el valor de decirles a los israelíes: ¡idos a casa y empezad a preparar a vuestros hijos de nueve y diez años para la próxima guerra, que quizá se produzca dentro de diez años?”


Golda Meir, cuarta entre los primeros ministros de Israel, se trasladó de Estados Unidos a Palestina en 1921, a la edad de 22 años, en busca del sionismo socialista. Meir fue crucial en la transformación del pueblo judío en un Estado; firmó la Declaración de Independencia de ese país; fue su embajadora en la Unión Soviética, su ministra de Trabajo durante siete años y su ministra de Exteriores durante una década. En 1969 fue la primera mujer que alcanzó la jefatura del Gobierno en el mundo occidental, cargo que ocupó tras la Guerra de los Seis Días (1967) y hasta la casi catastrófica pero finalmente victoriosa Guerra de Yom Kippur (1973). Dimitió en 1974, a los 76 años, después de haber sido primera ministra durante cinco. Su dedicación al sionismo y su liderazgo en Israel se extiende por tanto durante más medio siglo.


Esta es la segunda gran biografía de Golda Meir en la última década, tras la excelente Golda de Elinor Burkett (2008). El retrato de Klagsbrun tiene un alcance aún mayor. Su epígrafe proviene del lamento de Ezequiel por Israel: “¡Qué leona fue tu madre/ entre leones!/ Recostada entre las grandes bestias/ criaba a sus cachorros”. La “madre” era Israel; los “cachorros”, sus numerosos reyes antiguos; las “grandes bestias”, los países hostiles que la rodeaban. Uno acaba la monumental obra de Klagsbrun, que es una biografía de Golda y también una biografía del Israel de su tiempo, con la profunda impresión de que el Israel moderno, sus primeros ministros y su supervivencia es una historia de dimensiones bíblicas.


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